La
oposición, hasta hace no mucho gobierno, se ve a leguas que no está capacitada
para desempeñar tal puesto. Es una lástima que la misma este tan desvencijada,
abandonada de sí misma y sin ningún norte seguro; todas las direcciones les
parecen ser el norte que necesitan y vuelven cada vez desengañados. Es deseable
que los partidos contrarios al actual gobierno sean fuertes para forzar hacia
una dirección conjunta y no una unilateral. Sin verdaderos contrapesos bien
cimentados el gobierno mismo pierde la perspectiva y fuerza. Piensen ustedes en
el enorme trabajo que hicieron las llamadas izquierdas hasta llegar al poder.
Tuvieron que desarrollar diversas ideologías y soportar la persecución, la desaparición
forzada, la cárcel y pérdida de miles de sus militantes hasta lograr consolidarse como verdadera opción de gobierno. Comparada la actual disidencia política
con aquella, es evidente que a la actual le hace falta de todo, desde ideólogos hasta militancia; es decir, está perdida véasele como se quiera.
Tan
desorientada y mermada están los partidos políticos fuera del poder que, no atinan
a crear un plan de batalla; se han vuelto predecibles al punto de ser anulados inmediatamente.
En dos aspectos basan su lucha:
A).-
En la apuesta al fracaso del actual gobierno. Señalan lo que a su entender son
errores fatales y están con el Jesús en la boca todos los días, en lugar de
pisar tierra firme, iniciando por la verdadera política; en su lugar se
concretan en sembrar endebles rumores en la opinión pública, mismos que se
marchitan por si solos.
B).-
En la lucha por el pasado. Les parece que el pasado donde se sentían como peces
en el agua, es el ambiente ideal para que el Estado mexicano se desarrolle; con
todo, ese pretérito es de lo que huye el pueblo mexicano por ser vergonzoso.
A
este paso, el Partido Revolucionario Institucional (ha perdido todo lo que
pueda ser revolución e institucional, ya de por si dos términos y
circunstancias que se excluyen), está destinado a desaparecer. El PRI nació
como partido único de Estado, no para la lucha para el poder. Toda sus historia
es de política (lucha por el poder y su mantenimiento), fue una simulación desde
el poder; en todo momento tuvo el erario, las instituciones electorales, la
violencia del Estado, los órganos judiciales de su parte, grupos paramilitares
para mantenerse en el poder; sin toda esta gama de elementos, sin el poder político
a nivel federal, de muchos de los estados y, a nivel municipal ¿qué le queda al priismo?. El desastre total.
El
PRI, quizás sin advertirlo tuvo sus excesos sin pensar que todo tiene un fin y
que, tal como a Cleómenes “El Loco”, tendría que suicidarse de la manera más
dolorosa, a pedazos hasta llegar a los órganos vitales. En efecto, con cada
etapa de privatizaciones perdía una parte de si y sin embargo, actuaba como si
esto no fuera a tener sus materiales, morales y legales hasta que ya no había remedio.
Las
cúpulas del partido oficial, como cualesquiera niños ricos les fueron proporcionado todo
menos el roce, la práctica de la lucha en escenarios diversos y menos el democrático;
así, cuando tuvo que enfrentarse al pueblo este lo hizo pedazos y sin esperanza
de volver a gobernar ni por la fuerza del Estado ni porque sus cúpulas puedan lograr
el poder político a través de comicios. Esto sería un prodigio inimaginable.
Por
su parte el Partido acción Nacional, se encuentra en las mismas circunstancias
como que siguieron la misma senda que el oficialismo les heredó y, en consecuencia, siguieron la
misma suerte, el descrédito popular. Con todo, tan luego se serenen y organicen
verán que tienen una gran veta de conservadores para seguir en la lucha política.
No por algo este pueblo es predominantemente católico. Claro, tendrán que
cambiar el fondo de su práctica e ir a convencer al pueblo y en esto adolecen
de lo mismo que el PRI, no están diseñados para rozarse con las clases pobres,
a las cuales consideran apenas si dignos de tratar. Es un partido elitista más
por prejuicios que por razones reales.
En
resumen, ni al PRI ni el PAN, están en condiciones de ser una buena oposición por
lo que ya he dicho; el primero; tarde que temprano, desaparecerá como partido
pues no tiene razón su existencia; el segundo; tardará en recomponerse, con lo
que le han dejado abiertas las puertas al Movimiento de Regeneración Nacional,
por varios sexenios.
El
primer paso de la actual oposición, es dejar el pasado y dejar de apostar al
fracaso del actual gobierno. El vejo modelo Presidencialista emanado el
oficialismo no tiene cabida en las actuales circunstancias, estuvo hecho para
ser un sistema político cerrado y con todo el poder del Estado para seguir
manteniendo su vigencia por décadas. Este mismo régimen político fue el que heredó
el PAN y es el mismo al que todos los días ambos partidos piden regrese el
pueblo mexicano; lo que no va a suceder ni de chiste. El PRI vive la tragedia
de Cleómenes; el PAN, el drama del extravío, de la locura de la añoranza por lo
que no construyeron, el Presidencialismo priista. El pasado no tiene cabida en
esta Cuarta Transformación que está triturando y devorando sin remedio.