jueves, 23 de enero de 2014

LEGISLATURA LIX DEL ESTADO DE PUEBLA






Se ha instalado ya la legislatura LIX en el estado de Puebla y su primer acto mediático lo fue la noticia de haber presentado la fracción parlamentaria del partido Movimiento ciudadano, una iniciativa de Participación Ciudadana,  que se volverá ley, a través de la cual los ciudadanos podrán proponer iniciativas sobre las cosas que consideren necesarias para la vida política en esta entidad federativa. Lo hicieron con un triunfalismo desmedido como si hubieran saneado de una vez y por todas, los males que padece el Estado moderno y en particular esta parte integrante del Pacto Federal.

Es evidente que esta nueva legislatura está, en general, en las mismas condiciones psicológicas en que se hayan los niños de primaria en su primer día de clases: sacados de la familiaridad y puestos en un lugar por lo mientras extraño, ante actividades extrañas que deberán aprehender. Por otro lado, están los que re-prueban ser diputados y haber estado en otros puestos públicos. Esos son harina de otro costal.  Con todo se veían caras estupefactas.

Ahora bien, los menores tienen la ventaja de tener el cuidado de sus padres fundamentalmente en lo vital y de los maestros en lo académico básicamente. Por el contrario los legisladores han dejado la inmadurez física por lo menos (sería deseable que la mental también), y deben estar preparados para crear y recrear las leyes que vayan acordes a la realidad actual del Estado mexicano y en especial del estado de Puebla. No hay forma de que se desentiendan de su quehacer legislativo so pena de ser etiquetados de manera correspondiente. Hasta ahora las diversas legislaturas del Congreso de Puebla  han cumplido con la alineación política del partido mayoritario y del gobernador en turno. Y aquí, se presenta el primer problema que tienen que resolver o darle la espalda como hasta ahora: no ser o ser un instrumento del partido mayoritario y del gobernador en turno. Se puede argumentar que la Constitución General y la Local han resuelto que existe especialización del trabajo orgánico del Estado y sus partes integrantes (Lo que mal llaman “División de poderes”), eso es en la formalidad, pero en la realidad es público que quienes mandan en el órgano legislativo lo son el partido con mayoría de diputados y el ejecutivo estatal.

Ahora bien, el partido Movimiento Ciudadano se ha declarado como un instituto político progresista de izquierda (deberían explicar en qué consiste), que lucha y luchara por los intereses del pueblo. Su iniciativa parece confirmarlo: darle poder al pueblo. La primera cosa que se observa es que el menoscabo y desaparición del socialismo real y, el descredito y abandono del marxismo han dejado un vacío ideológico que ha llevado a los más destacados hombres y mujeres de izquierda a volverse conservadores. Todo el movimiento opositor al gobierno federal se ha basado casi exclusivamente en señalar los procesos francamente antidemocráticos para llegar al poder,  las diversas injusticias y el servilismo a las grandes sociedades anónimas mercantiles, no se ha querido cambiar el sistema sino atemperarlo. Más aun, el grueso del pueblo llano no ha entrado a ese reclamo ni participado en las marchas de protesta. La razón es que lo propios partidos son contradictorios, primero en sus ideas y después en sus acciones.

El Partido de la Revolución Democrática a nivel nacional mostró desde hace mucho haber abandonado la ideología de izquierda y ser adherente a los pactos que el gobierno federal les imponga como agenda política. Basta revisar el blog de Jesús Ortega para darse inmediata cuenta cual es el pensamiento de izquierda que impera en el PRD. En uno de sus artículos manifiesta abandonar sin más el marxismo por trasnochado e insertarse a la legalidad existente como medio de alcanzar los fines de izquierda. No puede haber cosa más absurda. La postura del Senador Miguel Barbosa es mucho menos ideológica y se vuelve francamente retórica y se complementa con el pragmatismo puro.

El Partido Movimiento ciudadano va como comparsa de esta postura ideológica, aunque se diga de izquierda. Ser de izquierda se ha vuelto tanto como portar una playera con la estampa del “Che”. No se cree ya en el socialismo mucho menos en el comunismo marxista. La izquierda mexicana ha tirado la toalla y ha huido del rin científico del marxismo. Ya solo hace movimientos de sombra como un púgil avergonzado de su osadía que ya solo quiere mostrar sus dotes fantasmales a través de las sombras. Ese es el primer problema que deben afrontar los diputados de izquierda.

Convertida y engalanada ya como ley la iniciativa (razón pura) deberá pasar la criba de la realidad (experiencia constatable), para ver si lo que se diseñó con la para razón casa con la realidad vital y dinámica. ¿A quién va dirigida la iniciativa?. Al pueblo llano, no. El pueblo es receptivo no generador de ideas. A lo sumo podrá señalar injusticias y otros defectos particulares. Pero la facultad legislativa no se trata de parcialidades sino de generalidades. Esto amén de que se necesita especialización para la presentación de iniciativas. ¿Sera que esta iniciativa está dirigida a la clase media?, pasa casi idéntica cosa con el pueblo llano, no toda la clase media está capacitada para entender, procesar y crear iniciativas. ¿Estará dirigida los profesionistas?, evidentemente que no, no todos los profesionistas tienen la pericia sobre la creación iniciativas?. Mucho me temo que ni siquiera los peritos en Derecho, todos, tienen la calidad de proponer iniciativas viables. No vaya a ser que la dicha iniciativa sea solo populismo. He aquí, el segundo problema al que tendrá que enfrentarse el Congreso estatal de Puebla.

Si el procedimiento es terreno escabroso, harto difícil (tanto que las diversas legislaturas nunca han ido al fondo de los problemas), la cosa se agrava con el fondo del problema. La realidad es cambiante, huidiza tanto que durante toda la vida política del estado de Puebla no se ha logrado saber si la entidad es o no soberana, ni siquiera se ha tocado el problema, se ha dado por sentado que lo es y punto. Se nota que la tradición y no la racionalidad, ha imperado en el Congreso de Puebla.

Si la mirada lejana nos da la suficiente y sobrada perspectiva para analizar los objetos de estudio, en este caso el Estado moderno, pasa lo contrario con la demasiada cercanía, impide ver el todo así como los matices. El Estado moderno en el que está inserto el estado de Puebla es sigue siendo eso: moderno, mientras la vida ha impuesto nuevas configuraciones y elementos propios de la actualidad. Filosóficamente se sabe ya que al periodo moderno, le siguió el post moderno y que estamos en plena transición hacia lo que han llamado la híper-modernidad. A cada época le corresponde características propias que se diferencias unas de otras sin temor a equívocos. Así al periodo moderno le corresponde la fe en la racionalidad y el inicio de la ramificación y desarrollo de la ciencia; al post moderno la desilusión sobre la razón, la duda existencialista y al híper-moderno las paradojas en los campos básicos de la vida. En los tres periodos el capitalismo le corresponde un determinado estadio. Este es el tercer problema que tendrá que afrontar el Congreso de Puebla.

A la izquierda le corresponde la defensa autentica de los intereses ciudadanos bajo el estudio riguroso de la realidad actual del Estado nacional y en particular del estado de Puebla. No seas que la visión provinciana tome las riendas de las necesidades legislativas y esto dé al traste con un inicio hacia una nueva conformación del Estado nacional y su relación para con los gobernados y la regulación del capital privado con los dos primeros.

Esperemos que las gestorías y demás cosas que hacen de común los diputados sea verdaderamente para servir al pueblo y no para hacer capital político. Esa tradición de cuño priista ha sido adoptada por los demás partidos y es otro de los problemas que deben de resolver los diputados al congreso de Puebla. Es fundamental que se hagan buenas leyes a tener buenos gestores. No se debe abandonar la función legislativa por el turismo político clientelar.

Al pronto, se hace patente que la corrupción debe ser combatida para que los efectos nocivos del neoliberalismo a la mexicana sean atenuados. Consejos ciudadanos serian una opción para que no solo las Contralorías a nivel municipal sean las que vigilen y pidan cuentas a los funcionarios municipales que infrinjan las leyes. Del mismo modo, sería bueno y provechoso que se creara también un Consejo ciudadano a nivel estatal  para que vigile la actuación de los funcionarios estatales y no sea solo la SEDECAP la que lo haga. Bien sabido es que ambas dependencias de control sobre los funcionarios públicos en sus respectivos ámbitos están al servicio del presidente municipal y el gobernador en turno. Hecho que con variaciones mínimas nos arroja cada trienio y sexenio gobiernos incorruptibles en lo formal pero en la realidad es y se sabe es todo lo contrario.

miércoles, 22 de enero de 2014

UN UTÓPICO PRAGMÁTICO




Miré y escuché, en la madrugada de hoy, la entrevista que Ricardo Rocha hace al Senador Miguel Barbosa y debo decir que de siempre me dio la impresión, el ahora Senador, de no saber tensar el arco popular de izquierda para los fines políticos que eran menester. Recuerdo haber tenido que ir a la ciudad de Tehuacán, Puebla por motivos de trabajo allá por el año de dos mil cuatroy haber visto una oficina en el centro de la ciudad con un rotulo que anunciaba la oficina de un priista de la localidad: era la oficina de Miguel Barbosa. La primera impresión que tuve de él, era que ese político era más rápido en las artes del engaño para sí que las de la política benéfica para los otros.

Tiempo después lo encontré como militante del Partido de la Revolución Democrática. Mi primera impresión se ahondo. Con sus artes del ilusionismo logró apoderarse del partido y a poco logró ser diputado plurinominal en el Congreso del Estado. Con alianzas y juego de manos alcanzó afianzar su poder y al poco tiempo hizo diputado local a quien poco antes era su chofer, por si esto fuera menor pudo lo impensable, hacer diputado a quien en un tiempo fue el titular de intendencia del partido. A este último lo conocí a razón de mi trabajo para una empresa para la cual trabajé y en labor mía, acudí a requerir el pago de una deuda que tenían y fue el intendente quien me atendió en primera instancia. No tengo cosa alguna en contra de aquellos que logran escalar posiciones de cualquier tipo, siempre y cuando sea por méritos propios y no como simples instrumentos de otro u otros. La nobleza o grandeza es virtud propia, lo que se hereda o recibe sin méritos propios es una carga maldita. Hoy me parece que ese personaje manejado a distancia por Barbosa sigue gravitando en el Partido de la Revolución Democrática en el Estado de Puebla. No sé si el Senador haya leído la vida de Calígula pero bien le ha salido hacer nombrar a ilustres desconocidos flamantes diputados. Con sus aristas Calígula en su demencial actuación política nombró a su caballo Incitatus, Cónsul y no hubo poder humano inmediato que remediara estas locuras sino la muerte violenta.

Bien, volviendo a la entrevista, me quede sorprendido respecto a las ideas que habitan en la cabeza del Senador Barbosa y que las expresa de una manera francamente muy sin convencer. Manifiesta trabajar por el pueblo y en especial por el partido al que pertenece y llanamente el único beneficiado de su quehacer político es él mismo y sus incondicionales. Es de señalar que como el resto de los que se llaman de izquierda no pronuncio una sola idea de izquierda, es decir de socialismo o de comunismo. La izquierda ha perdido la fe en sus raíces y ha muerto de sopetón. Eso es tirar la toalla y rehuir a la lucha aunque se diga que se sigue en la lucha. El Pacto por México fue la playa donde varó al perecer de manera permanente el Partido de la Revolución Democrática.

Habló sobre la reforma energética y dice, lo que ya sabemos, que fue un exceso en contra del pueblo, y a pesar de no estar de acuerdo con la misma, declara ser hombre de pactos con el gobierno. No se puede mudar de métodos. Lo formidable de la entrevista es que manifiesta ser un hombre que pide lo imposible, es fanático de la utopía, hará un gran frente nacional de izquierdas para combatir los excesos del gobierno. Dice tener una visión nacionalista. No se ha enterado que el nacionalismo murió ha mucho. Bien, mi parecer es que quizás por su estado sicológico el Senador Barbosa sintió el repentino deseo de la “humildad” y quizás también, inconscientemente deliro con el idealismo de la utopía pero no tardará en caer en la cuenta que tiene un destino que cumplir: el pragmatismo político y entonces, olvidará la lucha fraterna en contra del “Neoliberalismo rampante”. ¡Que frase!. Mírese bien y se verá que hay dos ideólogos visibles dentro del Partido de la Revolución Democrática; uno, lo es, Jesús Ortega y el otro el referido Senador. Ambos han renunciado a la lucha socialista y por supuesto, a la ideología socialista. Sin embargo, El Senador Barbosa tiene mas a la mano y con claridad sus fines aparejados con los del partido que Ortega. Jesús Ortega quiere los cielos diáfanos, las alturas profundas, Miguel Barbosa las tierras bajas, los valles llenos de espino donde sacar a relucir sus buenas artes. En fin el coordinador de los Senadores perredistas es el pragmatismo andando. Existe un tercer miembro; Jesús Zambrano, el brazo ejecutor del pragmatismo barbosiano, es decir, el feo instrumento de la doblez. En el recayó la culpa de las monedas de plata y este estigma le seguirá mas allá de su muerte física.

Finalmente se pregunta ¿qué se va a festejar el cinco de febrero?, día de la promulgación de la Constitución General, ¿Cuál constitución?, responde; ¿qué se va a festejar el dieciocho de marzo?, día de la expropiación petrolera y el veintiuno de marzo, día del natalicio de Benito Juárez, ¿Cuál República Juarista?, vocifera.

Me quedó claro que todo lo que había dicho el Senador Barbosa no era otra y misma cosa que ideas fuera de lugar o mejor dicho “En ningún lugar” que eso significa utopía, nadando en masas nebulosas de su retórica. Es decir, no dijo verdades sino trató solo de persuadirnos de estar diciendo verdades. Nunca ha sido profundo sino un hombre de pactos, es decir, pragmático. El ADN priista es su guía, nunca pudo extirparse esa genética porque nunca quiso hacerlo, volverse democrático, liberal, ajustarse al Derecho hubiera sido su muerte política. Realmente me da pena que la llamada izquierda no sea más que la criada del gobierno en turno en cualquier entidad pero así son las cosas. No nos hagamos falsas ilusiones, si ha de haber un cambio político este tendrá que venir de la sociedad civil fundamentalmente, esa sociedad civil que no ha dejado de luchar con limpieza y valentía. Los partidos son los jueces, tiranos y ejecutores del pueblo.

El Senador Barbosa no tiene la idea clara y clarificada de lo que es la democracia porque nunca ha tenido a bien usar su razón para hundirse en la profundidad de tal idea y mucho menos la ha constatado con la práctica. La razón quiere abarcar más allá de sus límites, quiere que todo se ajuste a sus designios sin que lo que designa se constate, deja fuera la experiencia, pero toda ciencia y la ciencia política no es la excepción, requiere constantemente de constatación no de razones huecas. Me parece que el Senador ha perdido la cabeza y seguirlo en su barbarie es echar las barbas propias a remojar. 

¿QUÉ SIGNIFICA EL ESPIRITU DE LAS LEYES EN MONTESQUIEU?




Mucho se ha dicho sobre el significado del “El Espíritu de las Leyes” de Montesquieu y se ha llegado erróneamente a decirse y a sembrarse en las cabezas vulgares, aunque formalmente tengan grados académicos de licenciatura, maestría o doctorado en Derecho, que tal espíritu es en primera y última instancia lo que las leyes quieren decir oculta pero verdaderamente a pesar de las palabras. Claro que la palabra espíritu tiene sus dificultades dado a que puede tener un significado metafísico o ser el cúmulo de lo que el ser humano va acumulando en su cerebro y utilizarlo para encarar el mundo. Muchas veces se dice que tal o cual persona es de espíritu libre para señalar su carácter. Es de señalarse que Montesquieu es netamente un pensador profundo pero también profundamente religioso; esto aumenta la dificultad para entenderlo. Con todo, el mismo Montesquieu nos da la respuesta de lo que es el espíritu de las leyes. En su obra “El Espíritu de las Leyes”, nos manifiesta claramente que la ley es en general la razón humana regulando el gobierno de todos los pueblos. Evidentemente esto hace más compleja la cosa dado a que se declara racionalista y la razón pura se ha mostrado tener sus limitaciones más cerca de lo que se creía en la época de la Ilustración.

A pesar de todo Montesquieu es claro, aunque desacertado en lo fundamental de su teoría, ya que la posteridad y en el caso mexicano en concreto se conoce su obra deformada y no se piensa un minuto en lo que dice. Lo fundamental de esta obra, es decir, el inicio, es hermosamente sistemática. Al leer la obra se topa uno con mil y una calles, callejones, plazas, caminos que se pierden en la distancia y un sinfín de cosas maravillosas pero viejas por ver y fácilmente se está en peligro de extravío; sin embargo, inmediatamente sale el arquitecto, constructor y dueño de la ciudad para volverse un anfitrión sumamente delicado, amable y por sobre todo lucido que muestra cada lugar con suma luz que se queda uno maravillado de tan grato paseo y de lo fácil que resultó ser a pesar de la primera vista.

Desde el título de su obra nos dice de lo que va a tratar: Del espíritu de las leyes o de la relación que las leyes deben con la Constitución de cada gobierno, las costumbres, el clima, la religión y el comercio etc”, y tiene un que sonrojarse al no haber advertido que había una placa en la entrada de la ciudad anunciando lo que en ella había. Por si esto fuera poco al término del capítulo tercero del libro primero nos recalca que su obra trata sobre las relaciones que existen entre las leyes y la naturaleza física del país, con cada clima en particular, a la extensión del mismo, a la vida de cada pueblo, el grado de libertad, al número de habitantes y todo lo que tenga que ver estrechamente con el gobierno particular de cada pueblo.

Finalmente remata diciendo ”Examinaré todas esa relaciones, que forman en conjunto lo que yo llamo espíritu de las leyes”. Es decir, que el espíritu de las leyes son las relaciones que existen entre estas y las condiciones naturales, sociológicas, políticas, culturales, de extensión territorial, del número de habitantes, el grado de libertad, las tradiciones, los climas y todo lo que en ello intervenga. En pocas, muy pocas páginas Montesquieu, de manera magistral deja en claro lo que se debe entender por “espíritu” en su obra.

En México fatalmente se lee poco y se entiende mal lo que se lee. He tenido la fortuna de leer y de escuchar a los grandes “pensadores” de nuestra nación y me han dejado perplejo con sus conclusiones. Eso no significa que el suscrito sea un titán del razonamiento ni de la sabiduría ni cosa que se le parezca, dado a que la Filosofía me ha enseñado las limitaciones del conocimiento humano. Por el contrario digo que los intelectuales que tienen en sus manos (debería decir en sus cabezas) la enseñanza de la juventud académica deberían tener el cuidado de dar el rico fruto del conocimiento en su parte esencial, con lo que harían más sabrosa y provechosa la formación de los estudiantes. Pero no, en lugar de miel lanzan al aire trozos deformados de la verdadera ciencia y se van muy ufanos esperando que las cabezas inmaduras del estudiantado por si mismas compongan todo y den por obra de no sé qué espíritus los frutos novísimos y provechosos  de tan mala siembra.