miércoles, 29 de enero de 2025

EL MITO DE LA CAVERNA DE PLATÓN AYER Y HOY

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EL MITO DE LA CAVERNA DE PLATÓN AYER Y HOY

 

La grandiosidad de los filósofos de la Grecia antigua es sin par. Tomemos el caso del mito de la caverna de Platón. El tema es fundamental. Los seres humanos viven en una caverna, encadenados mirando a la pared, pensando que, las sombras proyectadas en la pared son verdades. Pero uno de ellos haciendo un enorme esfuerzo descubre la verdad, las sombras en la pared no son las verdades. Trata de enseñar a quienes están encadenados la realidad.


Pensamos que, ese mito está superado por siempre. Vaya error. Las circunstancias narradas no solo son parte central del mito sino observaciones filosóficas sobre el saber, la libertad, la realidad y la vida misma. Han pasado veinticinco siglos de haberse formulado el mito de la caverna y su frescura sigue intacta y vigente. El capitalismo en sus diferentes formas nos ha impuesto la forma de ser a placer y una de las condiciones para ello es no pensar, no criticar y menos rebelarse sino navegar en el mar brumoso dormidos o adormilados.


Para florecer y seguir vigente el capitalismo ha seducido a los seres humanos con ilusiones en el fondo sin sentido, pero encantadoras como el canto de las sirenas en la Odisea. Nuestras metas, nuestros actos y hechos hasta los más íntimos están moldeados por la voluntad de los super ricos a través de sus empresas trasnacionales. Pongamos por ejemplo al fútbol profesional. Hay toda una estructura económica para el desarrollo de este deporte. Equipos, generalmente encaminados a identificarse con determinado sector de consumidores. Los dueños. Los ejecutivos que, manejan al equipo, un cuerpo técnico, un estadio de fútbol, medios de comunicación especializados en este deporte. Se vende comida y bebidas alcohólicas en los partidos, se venden camisetas y, otros productos y esta estructura se va repitiendo hasta la configuración de la FIFA. La gran trasnacional. Al final este deporte es un negocio tan despiadado como cualquier otro en el libre mercado.


A menudo vemos los fanáticos del fútbol explotar en euforia en los estadios cuando su equipo favorito logra un gol o una jugada digna de verse. Esto no se queda en los estadios. Llega a restaurantes, cantinas y en las casas mismas de los fanáticos. Es una fiebre la que produce este espectáculo que, es tema de debate en el trabajo, en las redes sociales, en las oficinas, calles, plazas públicas, en las casas y no es raro que, desemboque en peleas verbales, físicas y delitos graves. En suma, para los fanáticos esta es su realidad, su verdad y la defienden a capa y espada. Esta es la caverna de los fanáticos del fútbol y es casi imposible mostrarles la verdadera realidad: son victimas del consumismo. Son ovejas para el matadero. Trabajan sin descanso para comprar boletos para ir a los estadios, playeras, suscripciones a plataformas de servicios de deportes y un sinnúmero de elementos secundarios que llenan los huecos. Todo esto en el fondo es un negocio enajenante.


Los fanáticos se van moldeando gradualmente presentándoles a los clubes de fútbol como una comunidad sana, alegre, solidaria, inocente en donde se pueden integrar para lograr un mismo fin: una forma de ser. Aquí, los seres humanos desaparecen y aparecen los consumidores. Ya convencidos los aficionados se convierten en fanáticos y esta listo para ser manejado a placer por los clubes de fútbol, comentaristas y todos aquellos quienes son parte de este enorme aparato de volver consumidores permanentes de todos los bienes y servicios a este deporte/negocio. Los consumidores no siente y no piensan en que, están trabajando para consumir productos que, no son esenciales en sus vidas, pero es tal el fanatismo que, no les importa siquiera preguntarse por qué piensan y actúan de esa manera.  Están alienados, nulificados como seres humanos y son activos fanáticos consumidores.


Ahora bien, el libre mercado está sembrado de miles y miles de empresas trasnacionales luchando por tomar el control de la vida de los seres humanos para volverlos consumidores permanentes, en fanáticos dispuestos a dar la lucha por mantener su identidad con las marcas, los clubes deportivos de todas las indoles, televisoras y plataformas de servicios de programas deportivos, con los otros fanáticos que piensan y actúan como ellos. Salir de este fanatismo consumista y esta forma de ser es casi imposible pues la mayoría no tiene ni idea de estar siendo manipulados.


Este esquema con sus más y sus menos se repite en todos los rubros de nuestras vidas: Comida, telefonía, redes sociales, aplicaciones, vestido, carros, cosmetología, transporte, viajes, hoteles, restaurantes, escuelas, universidades, trabajos y cualquier otro rubro. Todas las grandes trasnacionales hacen hasta lo imposible para convertirnos en sus consumidores cautivos y, muy a menudo lo logran y cuando esto pasa adiós libertad y democracia. Estas son las nuevas cavernas en donde los seres humanos estamos encadenados mirando a las paredes mirando sombras que, nos parecen la realidad, la verdad.


lunes, 27 de enero de 2025

EL IMPERIO Y SUS PRIORIDADES

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EL IMPERIO Y SUS PRIORIDADES

 

Todo lo que inicia termina y eso es evidente para cualquiera que tenga dos dedos de frente. Los Estados Unidos, no hay duda, es un imperio cansado y sin medios propios para poder alimentar a sus elites económicas, sacerdotales, militares, sociales y políticas. Ese cansancio, esa decadencia los incita a buscar con desesperación las formas de allegarse los alimentos y todo lo necesario para seguir siendo hegemónicos.

 

Los Estados Unidos tienen un gasto excesivo en gastos militares provenientes de todas sus bases militares ubicadas en los cinco continentes y de las deudas adquiridas por las guerras que, han llevado a cabo también a todo lo largo y ancho del mundo. Toda la burocracia necesaria para mantener esto es enorme. Eso sin tomar en cuenta las hiper ganancias de los señores de la guerra pues sería ingenuo pensar que, no hay quienes se beneficien con tantos contratos de armas, logística, traslado, ejercicios militares, mantenimiento y puesta en escena de las guerras. En lugar de solucionar un solo problema en cualquier parte del mundo las élites gringas, los supremacistas blancos han creado más problemas horrores, muertes, destrucción y pobreza con sus intervenciones. El monstruo del poder es insaciable.

 

La desesperación de las clases medias y de los más pobres no es más que, consecuencia de ese gasto excesivo en guerras, en corrupción, en los golpes de Estado por todo el planeta Tierra y el mantenimiento de la burocracia dorada. Claro, llega un momento en el cual se debe pagar toda esa gama de excesos y, los Estados Unidos no son la excepción. Los votantes de todas las indoles han sentido los efectos de esos excesos gubernamentales, pero paradójicamente en lugar de atacar el problema han votado por los perores personajes como gobernantes: Trump y su séquito de ultra ricos. Pero esos ultras ricos son precisamente la cabeza del uno por ciento que, ha amasado riquezas sin límites; es decir, son quienes han vulnerado, dañado a la democracia pues han estado tras el poder político de los Estados nacionales. Son quienes han ordenado desregularizar al Estado nacional para que, las grandes empresas trasnacionales puedan saquear los bienes y servicios de los pueblos, así como la sobre explotación de la mano de obra mundial. Aunque, sonrían y sonrían sus largos historiales los denuncian.

 

En resumen, las élites gringas de derecha, encabezadas por Trump y su séquito de super ricos de derecha, sin importar la nacionalidad, han llegado al poder no por ser genios de la política sino porque las mismas víctimas de la política de guerra y lo ya dicho han votado por sus verdugos. Es evidente que, los ciudadanos estadounidenses están en la oscuridad pues no saben a ciencia cierta de donde les vienen los males. Lo más fácil es culpar a los extranjeros, a los narcos, a los delincuentes como si los Estados Unidos no tuviera ya demasiados asesinos, genocidas, corruptos, extranjeros como gobernantes, mafias y narcos dirigiendo en el gobierno y millones de drogadictos echados a su suerte. Los votantes estadunidenses se engañan. Tras este desastre están las elites, siempre las elites culpando y azuzando el odio contra los gobiernos y ciudadanos extranjeros para justificar su derrota, su decadencia y por sobre todo justificar su odio y en el fondo poder saquear los bines y servicios de los Estados nacionales más débiles; para poder explotar a placer a los indocumentados con cualquier pretexto. El gran monstruo esta hambrienta y sus víctimas lo han votado con singular alegría sin saber que las prioridades del imperio son alimentar a sus élites para seguir con el negocio de la guerra con los medios económicos que esos mismos votantes le alleguen. El monstruo no tiene como prioridad la salvación de sus súbditos. 


domingo, 12 de enero de 2025

DEMOCRACIA, LAS ÉLITES Y UN NUEVO ESTADO

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DEMOCRACIA, LAS ÉLITES Y UN NUEVO ESTADO 

 

La democracia desde su nacimiento en Atenas no atendía a todos los seres humanos sino únicamente a todos aquellos quienes fueran ciudadanos de la ciudad-Estado. De entre los ciudadanos los más ricos tenían mayor influencia, aunque su voto valía lo mismo que cualquiera otro. Y este esquema básico sigue estando vigente en la actualidad. Durante toda la Edad Media quedó en suspenso la ciudadanía con la supremacía de la nobleza y la iglesia cristiana. Con el nacimiento del Estado moderno, las circunstancias cambiaron. Se crearon las clases obrera y burguesa. Los próximos personajes centrales del capitalismo y sus derivados. Los siervos pasaron a ser ciudadanos y transitaron a una nueva forma de explotación en términos marxistas. Esto, aunque, los revolucionarios franceses hayan declarado los derechos del hombre y del ciudadano en el año de 1789. Esto es un avance, pero también es una ilusión pues los derechos declarativos para su aplicación conllevan una serie de largas luchas entre los obreros y los burgueses. En todo caso entre las élites que, detentan el poder político, económico, social, artístico, religiosos y de las armas oficiales y no oficiales.


El actual Estado nacional mexicano recibió un cambio parecido al del feudalismo o mejor dicho como una consecuencia de la evolución de las circunstancias reales. Los siervos se liberaron de los señores feudales y de los principales esquemas de la Edad Media, pasando a ser ciudadano. Con el neoliberalismo los ciudadanos se liberaron del Estado de bienestar y pasaron a ser consumidores. Nuevas circunstancias y relaciones reciprocas surgieron entre el gobierno, las empresas trasnacionales privadas y los ciudadanos. La consecuencia, es que, debería surgir una nueva estructura del Estado para regular la actuación de las empresas trasnacionales y los consumidores.


Los partidos tradicionales fungen como los personeros y voceros de los dueños de las trasnacionales más poderosas, poniendo las leyes a modo para la explotación de los bienes y servicios públicos. Las élites mencionadas no necesitan tener genios activos entre sus filas. Les es suficiente tener el control de los tres órganos de gobierno. Controlan la creación de las leyes como consecuencia la administración de los bienes y servicios públicos y la impartición de la justicia. Cuando a los super ricos no les agradan las leyes de un Estado nacional trasladan la impartición de justicia a los tribunales de un Estado en donde no tengan vigencia las leyes de los Estados más débiles y problema resuelto.

 

Es evidente que, ante tales atropellos hace falta un tipo nuevo de ciudadanos que, tenga consciencia de su nuevo papel como consumidor y sepa encaminar al Estado nacional al que, pertenece en defensa de sus intereses. La ilusión de ya no existir lucha de clases debe ser combatida; hoy, mas que nunca hace falta ponerle, freno a los dueños del gran capital para evitar la acumulación ilimitada de bienes y servicios transformados en riquezas privadas intocables. Si se han acumulado riquezas mediante leyes a modo, se deben poner en vigencia leyes tendientes a evitar esa acumulación ilimitada de riquezas y en todo caso, gravar esa acumulación indebida.


Este panorama es general en el mundo occidental. Gobiernan élites económicas, sociales, artísticas, religiosas, del ejército y políticas. El Estado mexicano es la excepción, aunque no de manera absoluta ni definitiva. Siempre hay una lucha dialéctica entre dominadores y dominados. En México, los conservadores han recibido dos derrotas de gran calado: 2018 y 2024. Pero, no obstante, de estar en plena decadencia esta gama de derechas y adeptos esto no significa su derrota total y absoluta pues tienen riquezas y medios para volver a gobernar. Han perdido el gobierno, pero no el dominio. Para esto hace falta una larga y profunda transvaloración de todas las circunstancias de poder.


En este contexto, los Estados Unidos de América y todos los Estados nacionales con gobiernos dominados por las élites nos aseguran todos los días y todo el día que, el modelo de democracia actual es el único y verdadero Dios. Apartarnos de este modelo es un pecado con graves consecuencias para todos, pero en especial para los más pobres. Eso es una mentira. Etas élites dominan los tres órganos de los Estados y con ello, aseguran su supremacía. Los Estados Unidos están gobernados por esas mismas élites, pero se guardan mucho en reconocerlo.  


El mismo porcentaje del uno por ciento de las élites gobierna en cada Estado nacional con la característica de estar evolucionando rápidamente a no solo dominar en sus Estados de origen sino extender abiertamente sus influencias hacia todos los lugares posibles. Tal es el caso de Elon Musk o sus similares. Esto no debe sorprendernos sino hacernos tomar consciencia sobre las actuales circunstancias y desechar seguir con “La División de Poderes” y el actual modelo de Estado dominado por las élites.


Un nuevo modelo de Estado es necesario libre de las ideas de Montesquieu y llevar acabo un nuevo y verdadero pacto social. Juan Jacobo Rousseau nos cuenta sobre un “Pacto Social” creado por la voluntad general mediante el cual nace el Estado nacional moderno; sin embargo, no hay ninguna prueba sobre la expresión de la voluntad individual de todos y cada uno de los intervinientes de dicho pacto. Han pasado 263 años de tal hecho y seguimos con las mismas viejas ideas. Si bien fueron un avance significativo en la vida de los pueblos de occidente, esas ideas son insuficientes dada la evolución de las sociedades, del Estado y de las circunstancias actuales. Mientras el Estado siga en manos de las élites no habrá verdadera democracia para los más pobres ni siquiera para las demás clases sociales.