EL SISTEMA DE CREENCIAS
DEL PRIANRD
Todo
régimen o época tiene su sistema de creencias. En la Edad Media se creía en
Dios y, a la divinidad se le dedicaba la vida. Hoy, creemos en el dinero como
sustituto de Dios. La economía es la locomotora que arrastra toda la vida. Se
quiera o no, se acepte o no. En México se construyó, después de la revolución de
1910, un sistema político con base en los anhelos de la revolución y, se fue reforzando
con la expropiación de la industria petrolera, la creación de las instituciones
y dependencias gubernamentales como el Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS), el Instituto Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (INFONAVIT)
y todos los restantes para asegurar la continuidad de la “Dictadura perfecta”.
En
este punto, el pueblo mexicano creyó haber encontrado el camino al desarrollo. Después
de la sangrienta y costosa revolución mexicana de 1910, se venía la reconstrucción
y la construcción de un Estado mexicano sólido y democrático, pero todo se fue
al caño cuando se ahondó y amplió la corrupción a todo lo largo y ancho del
territorio. Fue entonces que se forjaron lemas sobre el tema: “Quien no tranza
no avanza”, “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” y la más simbólica
“El PRI roba, pero deja robar”. Estábamos ya inmersos en la corrupción tanto
gobierno como el pueblo. Al sistema de creencias revolucionarias se le sumo la
creencia de ser la corrupción un medio para triunfar. Eso tendría sus
consecuencias mucho tiempo después.
Llegamos
al inicio de la década de 1980. La economía estaba ya fuera de control. A
partir de esta década y hasta 2017 se aplicó el Neoliberalismo. No es una teoría
sino un sistema de depredación en donde los únicos con gananciales son los más
ricos. Mientras la pobreza crece en la misma proporción de ese enriquecimiento.
Este es el peor periodo del régimen priista sostenido por el PAN y el PRD. 34
años más o menos de privatización con toda la corrupción e impunidad. El
ejercicio del poder político tenía que desgastar a los tres partidos al punto
de hacerlos perder las elecciones en el 1 de julio del 2018. Antes de caer el
viejo régimen cayó su sistema de creencias. ¿Qué sentido tenía ya creer en el
nacionalismo revolucionario cuando ya se les habían quitado los derechos a los
obreros, campesinos y el pueblo en general?. El PRI seguía cometiendo delitos
junto a sus cómplices, pero ya no dejaba robar. Es en este periodo cuando los
tres sectores del PRI, obrero, campesino y popular se fragmentan y debilitan
como electores cautivos del viejo régimen. Ya no goteaba la corrupción hacia el
pueblo.
A
la par de esta decadencia el presidente de la república Enrique Peña Nieto servía
para los propósitos de las elites económicas, políticas y sociales, pero al
mismo tiempo se le veía toda la debilidad. Obrador surgió como la nueva opción.
Peña Nieto iba de ridículo en ridículo cuando les hacía falta seriedad. Peña
Nieto nunca logró superar su ignorancia y corrupción. La narrativa que, sostenía
a su sistema de creencias colapsó y perdieron su sistema de creencias y sin
este adiós. La Secretaria Gobernación como consecuencia del surgimiento de las
redes sociales quedó obsoleta. Había surgido una sociedad critica cocinada por el
PRIANRD. Sus campañas de miedo ya no funcionaban ni volverían a funcionar.
Instalado
en el poder, Obrador, implementó la llamada “Mañanera”, un instrumento para desplegar
una narrativa contraria a la narrativa del viejo régimen. Todos sabemos la realidad.
Fue minando el poder de la oposición y de las élites. Xóchitl no es la opción
para traer al PRIANRD al poder. En concreto no hay quien o que salve al viejo régimen
de la extinción. Se puede crear un mejor sistema o no, pero ya no vamos a
volver al pasado. Xóchitl sigue el camino de Peña Nieto: la ignorancia y el ridículo.
Todo está perdido ni siquiera tienen el valor ni la oportunidad de salir de la próxima
derrota con honor como el impresentable Lucio Catilina o Leónidas y su guardia
personal.
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