LA NACIÓN MEXICANA ANTE LA MIRADA REACCIONARIA
Con
la independencia de los pueblos latinoamericanos se obtuvo libertad respecto a
los Estados Europeos, pero se quedaron las élites económicas, políticas,
sociales y artísticas en el poder. Prácticamente la situación de los pueblos no
cambio mucho, aunque fue un avance hacia la democracia. En el caso del pueblo
mexicano su lucha ha sido constante hacia la verdadera democracia. Sin embargo,
ese objetivo ha estado lleno de obstáculos puestos por las élites ya
mencionadas. Ahora bien, esto no se debe mal interpretar pues es evidente que,
deben existir esas élites, pero se deben someter a la voluntad general. Lo que
no ha acontecido en la realidad.
En
la guerra de independencia, es decir la Primera Transformación, fueron los
españoles nacidos en tierras mexicanas los impulsores y ganadores del poder político.
Si bien el pueblo intervino en esta lucha no logró emanciparse del todo. En la
Guerra de Reforma, la lucha entre liberales y conservadores fue cruenta, pero
tampoco logró el pueblo imponer la democracia. Aunque, se obtuvo la separación del
Estado laico del Estado religioso, México cayó en una dictadura; la personal de
Porfirio Díaz. En la revolución de 1910, la Tercera Transformación, el pueblo mexicano
entró a la lucha por sus propios intereses; sin embargo, los grandes lideres
triunfadores que, lograron sobrevivir llevaron al pueblo mexicano a una dictadura,
ya no personal, sino de partido único de Estado: El Partido Revolucionario
Institucional (PRI). Estas tres transformaciones no lograron su cometido,
imponer la democracia, la igualdad, la justicia, la solidaridad, la legalidad y
legitimidad auténticas.
En
el dos mil dieciocho el pueblo mexicano impuso la verdadera democracia pues votó
por un gobierno auténticamente electo por los ciudadanos. Se cumplió el viejo
anhelo de la tercera Transformación: “Sufragio efectivo, no reelección”. La votación
de todos y cada uno de los votantes, en lo general, fue efectivo pues no se
pudo cometer un fraude mas contra el pueblo mexicano, este impuso su voluntad
general y con ello aceleró la extinción del viejo régimen político. Cuando deje
el cargo Andrés Manuel López Obrador se habrá dado cumplimiento a la segunda
parte: “…no reelección” y así deberá ser sin duda alguna para que la democracia
avance. En este mismo contexto, la extinción de dos partidos esta cantada. El
Partido de la Revolución Democrática para el 2024 deberá desaparecer y el
Partido Revolucionario Institucional deberá extinguirse en el 2030. Ambos no
justifican, cada uno, su existencia bajo la lucha de algún principio democrático.
Esta
Cuarta Transformación tiene el rasgo distintivo de estar siendo sostenida por
el pueblo en todas y cada una de sus clases sociales, aunque no de manera total
pues hay pobres que, por ignorancia o engaño siguen defendiendo a los partidos
del viejo régimen (Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido acción Nacional
(PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD)); es decir, el pueblo ha
invertido los papales. Ahora son los ricos corruptos, los artistas inherentes
al viejo régimen y los partidos hasta hace poco opresores los que se
manifiestan. Y, claro, resalta la derecha mexicana. El PRI y el PRD aunque son
fuerzas políticas de oposición no tienen el apoyo mas que, marginal y local. En
cambio, el PAN tiene el apoyo total y rabioso de toda la derecha internacional,
incluyendo, la de los Estados Unidos de Norteamérica.
La
derecha reaccionaria a nivel mundial ve la libertad, la democracia, la
independencia del pueblo mexicano como un mal ejemplo para toda Latinoamérica y
una buena parte del mundo. No vaya a ser que, otros pueblos sigan su ejemplo
emancipador y traten o impongan la democracia popular y desplacen la democracia
meramente representativa donde el pueblo no tiene otro papel que, el de votante
para desparecer después de votar y aparecer en las próximas elecciones. A la
derecha no le place en lo mínimo la democracia popular. Sostiene que, solo las élites
pueden gobernar pues son educadas, de abolengo, tienen la visión de Estado por
derecho divino en el caso del PAN. Por eso no es de extrañar los ataques de legisladores
estadounidenses, del premio Nobel Mario Vargas Llosa, de españoles y en general
de todos los gobiernos y partidos de derecha y ultraderecha internacionales.
La
sola idea de la verdadera democracia los asusta y les pone los pelos de punta. A
este tipo de democracia lo llaman populismo sin bases sólidas y, pretenden por
todos los medios de desprestigiar a los gobiernos de este corte. El poder económico
que tiene la derecha reaccionaria no es poco y no dudan en aliarse
descaradamente contra el gobierno de Obrador. Claro, no han contado con el carácter,
la sabiduría, deseos de libertad, democracia, justicia entre otros principios
rectores contenidos en el pueblo que, tanto desprecian. Por ahora, la derecha
va perdiendo la batalla, pero el pueblo mexicano no debe ahorrar energías ni
ideas hasta realmente transformar su realidad para cortar esa historia y
realidad del triunfo a medias o el fracaso democrático. Este hecho es inédito
en la historia de México y no debe detenerse ni por un momento: Hacia la democracia
plena.