MÉXICO: ¿PASADO
O FUTURO?
La
realidad tiene su propio ritmo sin importar lo que los seres humanos quieran.
Con todo, la realidad nunca deja de cambiar aunque a simple vista no se pueda
apreciar. En este sentido, siempre se debe hacer lo que hizo Julio César;
querer el futuro; contrario a lo que hizo Alejandro Magno, buscar el pasado.
Claro, los hechos que realizó el macedonio son extraordinarios pero su imperio duró
muy poco después de su muerte; en cambio, el imperio romano tuvo una suerte
totalmente contraria.
Esta
es la razón por la cual no se deben prestar oídos y menos tomar partido a los
priistas y panistas pues quieren el pasado, lo ido, lo inexistente como
realidad y por tanto, inviable. No es que se debe dejarse llevar de manera
mansa al futuro sino con la consciencia que es nuestra vida la que está en la
escena pública y privada. Una sociedad que quiera un buen futuro debe ser
consciente, crítica y con la acción política en las manos prestos a participar
en cuando sea menester pues los políticos se corrompen a la primera; sin
importar el discurso.
Ahora
bien, el pasado que ofrecen los opositores al nuevo régimen en construcción es
el pasado totalitarista, de corrupción, de mediocridad, de la vida de una élite
política llena de lujo, todo esto, sin rendición de cuentas. Sin embargo, eso
no es ya posible pues el cambio constante obliga a los seres humanos a no
quedarse fuera de este cambio so pena de quedarse rezagados, anacrónicos y esto
es negar la vida, negar el cambio, el futuro.
En
efecto, el cambio aunque mínimo obliga a cambiar y cambiar positivamente, hacia
el futuro, no negativamente, hacia el pasado. Y esa construcción positiva es
evidente pues en realidad no podemos ir al pasado sino como una simulación,
como una falsedad, una mentira conocida con apariencia de seguridad. El futuro
en cambio siempre se presenta inquietante, inseguro y hasta aterrador pero ese
siempre es el reto a que se enfrentan los humanos, construir en arenas
movedizas.
El
pueblo mexicano debe madurar mucho más de lo que lo ha hecho hasta ahora pues
desde su independencia política ha ido perdiendo territorio gradualmente y
siempre está entre dos aguas y no ha logrado hasta ahora salir de ese círculo
vicioso de intentar el avance y volver a caer en otro régimen ausente de
democracia, de legalidad general y positiva, de libertad y de auténtica
identidad nacional. Estos y no otros son los retos del pueblo mexicano para
poder forjar un régimen político y un Estado que le permita una vida digna en
lo mínimo.
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