SOCIEDAD Y GOBIERNO EN MÉXICO
El
cambio de régimen político, decidido electoralmente, el 1 de julio de 2018,
tuvo factores tanto externos como internos y de muy variados rubros; económicos,
sociales, culturales, artísticos, políticos entre otros que moldearon la moral
sobre la que se iba a crear el cambio. La base del cambio de régimen político se
fraguo durante mucho tiempo, incluso, los gobernantes priístas sabían de la
necesidad del cambio moral en el gobierno (Miguel de la Madrid Hurtado 01/12/82-30/11/88),
que fue el que más énfasis puso en ello. Puede parecer un despropósito situar
el cambio de régimen en muchos sexenios atrás y en la moral; sin embargo, esto
es así, los cambios sociales, políticos y económicos se construyen durante
mucho tiempo y están conectados formando una unidad, un todo.
Ese
todo que es la realidad para su estudio los seres humanos la descomponemos en
parcialidades para su estudio y comprensión, pero de común se comete el fatal
error de aislar las partes y se termina por no entender ni la parte y menos el
todo. Esto pasa en política, se cree que lo político se rige exclusivamente por
los hechos y actos políticos cuando esto no es así. El cambio de moral tantas veces
buscada para mantener el régimen no se dio, sino que, se construyó una moral
que terminaría derrumbando el Presidencialismo de una vez y para siempre. Las cúpulas
priístas no quisieron o simplemente no pudieron parar su propia corrupción y
fueron arrollados por el cambio.
La
voluntad general o que es lo mismo la soberanía popular se manifestó en las
elecciones del 1 de julio de 2018, pero como manifestación pasa lo
extraordinario; esa voluntad sigue vigente, no se ha manifestado y retraído a
su pasividad habitual; ha continuado activa; con ello, se está garantizando la
vida y continuidad del cambio de régimen político-social y la desaparición de anterior,
así como del Partido Revolucionario Institucional. Está claro que, los usos del
discurso oficial respecto a los ideales revolucionarios podrán seguir en el
calendario del gobierno, pero ya no son sentidos vigentes; es decir, propios
del gobierno. Ahora bien, fueron los gobiernos priístas y panistas los que
propiciaron el desuso de esta ideología oficial. Quiérase o no estos dos
partidos son tan responsables del cambio como sus opuestos y se debe entender
que, los movimientos de cambio no son claros, perfectos o ideales sino reales
con todas sus virtudes y defectos de todo tipo.
Ha
pasado que la sociedad civil ha sepultado al régimen priista en ejercicio de su
voluntad soberana y esto es la mitad del trabajo pues es menester que, esa
misma moralidad se extienda hacia la misma sociedad civil. Al gobierno le
compete funcionar en la medida que lo marca la ley y, a los gobernados el
cumplimiento de la ley, pero más aún, un comportamiento moral, tanto en lo
privado como en lo público. Sin este requisito es imposible que se logre el propósito
de salir de esta terrible crisis estatal.
La
reconstrucción del Estado mexicano pasa por la reconstrucción del tejido social
impidiendo que unos cuantos sigan acumulando de manera arbitraria, sin límites
la riqueza pues eso genera pobreza en la misma proporción. En este hecho está
basado el actual sistema económico-político-social; unos ganan legalmente
grandes riquezas y la mayoría se le impide legalmente acceder a los servicios básicos.
El resultado, el descontento social.
Uno
de los medios para remediar este mal es la educación de calidad. Hasta ahora,
el modelo educativo ha sido un desastre; en consecuencia, se crean técnicos y
profesionistas que no tienen la calidad requerida para solucionar adecuadamente
los problemas a los que se enfrentan. La consecuencia, la mediocridad en la técnica
y las ciencias. Si los técnicos y, profesionistas no logran entender los
problemas y en consecuencia, darles solución; el resto del pueblo seguirá la
misma suerte, la ignorancia. Sin tener clara la realidad no se puede elegir lo
mejor y sin esto, adiós buen futuro.
No
es suficiente que, se cambie de régimen político y que el gobierno vaya
saneando la corrupción desbocada sin que la sociedad en su conjunto tome
consciencia de su ser y participación en la determinación del Estado mexicano.
Para ello, es necesario que, la sociedad mexicana deje de ser pasiva y se torne
activa con un mínimo de conocimiento de la realidad en su conjunto y en
especial, de la política. En la medida en que, la sociedad participa en política,
se evitan excesos por parte del gobierno, en caso, contrario, se le deja el
camino a los corruptos.
En
política democrática, no debe haber un divorcio entre el gobierno y la sociedad;
sin el apoyo consciente de los ciudadanos se puede gobernar, pero no construir
un Estado fuerte que someta a los grupos criminales y delictivos que existen
como rivales del gobierno y superarlo si es posible.
En
resumen, la reconstrucción del estado mexicano, debe hacerse con el buen
gobierno y la participación consciente de la sociedad civil con base en las
leyes jurídicas y las normas morales en una escala en que la vida, la
solidaridad, el respeto a los otros, la preservación de la naturaleza, los
minerales, las diversas especies de flora y fauna; en fin, de todo el planeta.
Antaño,
la democracia se reducía a ir a votar para complementar la simulación democrática;
hoy, es imperioso que los ciudadanos sean educados de manera integral para que
se vuelvan activos en todos los ámbitos de la vida, pero fundamentalmente en lo
público. Un nuevo tipo de mexicano es necesario y su creación está íntimamente
ligada a la realidad de los Estados Unidos de Norteamérica.