La gente perversa nunca descansa; sus desmedidas ambiciones los empujan a buscar aun los caminos inviables con tal de alcanzar sus torcidos fines. Felicito a los valientes jóvenes de la Ibero por mostrarnos que las diferencias sociales no impiden la hermandad del pueblo mexicano. La división del pueblo no es natural, es artificial, fue creada y es mantenida por el poder económico, el político, el religioso y por los concesionarios de los medios de comunicación más importantes. El acto que hicieron los jóvenes estudiantes de la Ibero se ha querido minimizar a través de un silencio en los medios de comunicación. Sin embargo, han desatado el miedo y el temor fundado de que se use la razón y se actué en consecuencia. Esos jóvenes han mostrado que la reconciliación entre los mexicanos no solo es deseable sino posible a través de la conciencia de lo que es una nación, un pueblo, la democracia y distinguirla de la tiranía económica, política, religiosa e informativa. La respuesta a los crímenes de Estado vino de donde no lo esperaban los tiranos: de los jóvenes que los tiranos creen que le insuflaran vida a un sistema caduco y vil, los estudiantes de la Ibero. Hagamos un reconocimiento público a estos valientes mexicanos y unámonos sin ninguna condición y solo por un objetivo: la democracia. No, a la imbecilidad, si, al uso de la recta razón.
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