miércoles, 13 de febrero de 2013

DIVISION DE LA SOBERANIA, COSA INEXISTENTE






INTRODUCCION

La Nueva España fue una colonia de España que a la sazón estaba gobernada por una monarquía y por ende esta forma de gobierno se extendió a las colonias que tenía en lo que hoy conocemos como América. La Nueva España estaba gobernada por un virrey con el poder real, por una Audiencia y con el poder factico de la iglesia. 

Los descontentos que tenían los criollos, es decir los hijos de españoles nacidos en la Nueva España, por no poder acceder al poder público, reservado solo a los españoles peninsulares, provocó que los primeros fueran tomando conciencia de su situación poco ventajosa en la política y que se unieran gradualmente para exigir cumplimiento a sus demandas de acceder a los puestos de gobierno de primer nivel. Eso nunca les fue concedido y en 1810 se inicia la independencia de México que culmina en 1821.

La idea de mexicanidad ya estaba en la cabeza de los pobladores de la Nueva España pero no se había concretado esa identidad nacional e iba a ser a través de muchos problemas que se iba a imponer dicha idea. Por lo pronto los políticos mexicanos no sabían que forma de gobierno debería tomar el pueblo mexicano. Unos querían una monarquía y otros una república.

Iturbide se autonombra emperador pero su plan falla por no tener la sanción religiosa ni del pueblo. En 1824 se promulga la primera Constitución General de la República Mexicana y se adopta la forma republicana con la adopción de la teoría de Montesquieu sobre la división de poderes en donde la soberanía reside en el pueblo. La constituciones de 1938, 1957 y la vigente de 1917 vuelven a reproducir la misma teoría de división de poderes, es decir, se divide la soberanía y surgen los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Se pasa de la unidad soberana a la pluralidad de soberanos.

Existe entonces el pueblo soberano, los tres poderes soberanos, el Estado como sujeto de derecho internacional es soberano y los estados miembros del pacto federal también se les atribuye soberanía. En un principio los territorios de no tenían soberanía y el constituyente le negó soberanía al Distrito Federal alegando que como era el asiento de los tres poderes federales no debía atribuírsele esa característica. Desde entonces se tuvo el problema de saber si era o no correcto darle soberanía a los territorios y al Distrito Federal. Con el tiempo los territorios de Baja California y de Quintana Roo se les dio la calidad de estados integrantes de la federación, no así a la capital del Estado mexicano. Esto plantea el estudio del problema y el constituyente de 1957 debate intensamente tratando de darle solución al problema de si debería darle soberanía al Distrito Federal o no sin llegar a una solución. El problema sigue estando allí y vigente dado que el actual gobierno del doctor Mancera intenta que el Distrito Federal se le dé la calidad de estado y por ende sea soberano.

Este problema ya lo habían abordado Juan Jacobo Rousseau y Thomas Hobbes entre otros. El primero aduce que la soberanía no se puede dividir por ser esta inalienable e imprescriptible, el segundo, asegura que dividir la soberanía trae como consecuencia la disgregación del poder, ambos coinciden que como consecuencia de dividir el poder soberano se llega al mal funcionamiento del gobierno.

A mi entender tienen razón debido a que el Estado moderno tiene una constitución política conformada por una parte dogmática y una parte orgánica. La parte orgánica es la que crea y norma los órganos que va a ejercer el poder público, la soberanía popular o la soberanía nacional. En efecto, en el artículo 39 constitucional se reconoce plenamente que “la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo”. Lo que a mi juicio es acertado pero, inmediatamente en el artículo 40 de la misma constitución se divide la soberanía, dice dicho artículo “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse como una Republica representativa, democrática, federal compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo que concierne a sus regímenes interiores, pero unidos en una federación establecida según los principios de esta Ley fundamental”.

El problema reside en saber si el pueblo soberano le da atribuciones a los órganos del Estado para que ejerzan la soberanía o ese mismo pueblo le otorga a esos órganos su potestad soberana. Es decir, el pueblo perdería su poder soberano y este sería trasladado a los órganos Legislativo, Ejecutivo y Judicial y entonces estos serían soberanos. Se ve claramente que no hay congruencia entre los artículos 39 y 40 de la constitución. A mi entender allí reside el problema de la soberanía en México. De este error se siguen otros muchos.

Ahora bien, esto finalmente serian errores conceptuales que no tendrían mayor relevancia si los órganos que ejercen la soberanía aunque se les llame poderes en la práctica y ejercicio del poder soberano, tanto en el ámbito federal como estatal, efectivamente ejercen ese poder en beneficio del pueblo o si por el contrario, no tener bien definido que son órganos y no poderes lleva a un mal gobierno de lo público.  

Por otro lado, considero que si se les dan los nombres adecuados a los componentes del Estado y se dilucida si existe un soberano o una pluralidad de ellos dentro del Estado mexicano se podrá hacer más entendible la cosa pública que concierne a toda la nación.

Por ello me propongo estudiar este tema que por lo pronto ya ha sido abordado por Rousseau y Hobbes de manera clara y por lo tanto, me guiare por los pasos dados por ellos en este tema y tratare de llegar  a buen término con los estudios de los conceptos de soberanía, inalienable, imprescriptible, potestad, atribución entre otros y los términos división de poderes y equilibrio de poderes. Después pasaré al estudio de los efectos de dividir la soberanía en el ejercicio del poder público y tratar de ver si esto ha sido adecuado o inadecuado y en qué medida lo ha sido.

Sin embargo, creo oportuno mencionar que la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, da las pautas para deducir que no hay “División de poderes” ni las facultades de los mimos son rígidas y exclusivas de cada órgano en México. Aquí algunos ejemplos.

Sección III De las facultades del Congreso

Artículo 73.- El congreso tiene facultad:

XII.- Para declarar la guerra, en vista de los datos que le presente el Ejecutivo.

Es evidente que, hay una colaboración entre el órgano legislativo y el órgano ejecutivo para declarar la guerra a otro Estado. Tal es la recta interpretación concatenada con la fracción VIII del artículo 89 constitucional.

VIII.- Declarar la guerra en nombre de Los Estados Unidos Mexicanos, previa Ley del Congreso de la Unión.

De la misma manera entre las facultades y obligaciones del órgano ejecutivo están:

Capítulo III Del Poder ejecutivo.

Artículo 89.- Las facultades y obligaciones del presidente son las siguientes:

I.- Promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión, proveyendo en la esfera administrativa a su exacta observancia. 

Esto me lleva a afirmar que no existe en el Estado mexicano, una división de poderes sino una colaboración de órganos ya que el Congreso de la Unión crea las leyes, el jefe del Ejecutivo las promulga. El Congreso General deja que el jefe del Ejecutivo expida reglamentos en el ámbito administrativo para la exacta observancia de la Ley. Es decir, que el presidente crea leyes reglamentarias que tienen el carácter de heterónomas, generales, coercitivas y bilaterales.

Más bien hay colaboración de los órganos del Estado en sus funciones para alcanzar el fin del pueblo. Que los gobernantes no lo hagan no invalida la teoría.

Veamos otro caso de colaboración entre los órganos del Estado.

II.- Nombrar los ministros, agentes diplomáticos y cónsules generales, con aprobación del Senado.

Se ve claramente que hay colaboración de los órganos, sin la aprobación del Senado (parte del órgano legislativo), no hay propiamente nombramientos de los funcionarios públicos mencionados.

Ahora un ejemplo del órgano judicial.

Capítulo IV Del Poder Judicial.

Artículo 94.- Se deposita el ejercicio del Poder Judicial de la Federación en una Suprema Corte de Justicia, en un Tribunal Electoral, en Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito y en Juzgados de distrito.

El Consejo de la Judicatura Federal determinará el número, división en circuitos, competencia territorial y, en su caso, especialización por materia, de los Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito y de los Juzgados de Distrito.

Esto lo llevará a cabo el Consejo de la Judicatura Federal a través de reglamentos que tienen las mismas características de las leyes para los sujetos de derechos y obligaciones a quienes están destinados.

Ahora bien, me es pertinente afirmar que estos adelantos son las respuestas concretas pero que les falta su sistematización y justificación concreta. Por lo que no es permisible que se tomen de manera dogmática sin el estudio de su teoría sacada de la realidad.  Es decir que esta teoría abandona totalmente la “División de poderes” y su terminología para dar pasó a una nueva concepción del estado y “nueva” terminología con sus correspondientes efectos sobre la realidad política.

Así la atribución rígida y exclusiva que pretende Montesquieu en su teoría de la División de poderes queda no solo rebasada por la realidad sino renovada por mi teoría.

Algunos de los derivados de no existir propiamente “División de podres”, resulta ser que los estados integrantes del pacto federal no son libres ni soberanos y por fortuna del pueblo mexicano tienen que ceñirse al poder soberano y rendir cuentas a los gobernados de manera clara.

Otro de estos derivados de la soberanía popular es, el acotamiento del poder de los gobernadores de los estados integrantes de la federación ya que no podrán esgrimir una soberanía de los estados que gobiernan.

La situación política del Distrito Federal queda sin duda alguna esclarecida al no tener necesidad los tres órganos (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), de un territorio exclusivo para tener su asiento ya que la soberanía la ejercen estos tres órganos en todo el territorio nacional. De esta manera se le da a los ciudadanos de la capital de la Republica los derechos de elección de sus autoridades de forma plena y como consecuencia se debe hacer una nueva constitución para tal efecto con todas sus consecuencias de demarcar el territorio y nombrar de forma adecuada a las actuales delegaciones.

Asimismo, se le devuelve al pueblo la soberanía como unidad inalienable e imprescriptible y que se le había escamoteado en favor de intereses particulares, de partido o de facción determinada.

Se le da el dinamismo y la unidad necesaria al Estado para cumplir con las atribuciones constitucionales que le son necesarias para alcanzar los fines del mismo que no son otros que los marcados por el pueblo.

Se sigue de esta concepción del Estado que la división política en estados es una necesidad administrativa de facto y no una división de la soberanía popular.




Víctor Hugo Míaz Serrano

martes, 12 de febrero de 2013

PARTIDO TOTALITARIO

                       
La idea de partido político o de cualesquiera otra cosa nos lleva inmediatamente a concebir tal cosa como un componente del todo. Esta es la idea de los partidos políticos, son partes del todo social. De ahí que ningún partido pueda representar a la totalidad de una nación. En México existen partidos que representan en buena medida los intereses y visiones de clases. Están los conservadores, los liberales, los que tienen intereses económicos casi exclusivamente, los que tienen intereses gremiales, los que tienen intereses de familia, en fin, los intereses son variados, legales o ilegítimos pero todos representan una parte del todo.

Esto no siempre ha sido así. Hubo una época en que solo existió un partido que representaba el todo. Esto inmediatamente nos lleva a la contradicción lógica, razonable. ¿Cómo puede un partido (una parte del todo), ser el todo?. La lógica y la razón nos dice que una parte no puede ser el todo. O se es partido o se es la nación completa pero no ambas cosas. Ahora bien, en México se torció la lógica,  razón y la realidad hasta hacer que la parte representara el todo. Es decir que lógicamente la parte fuera ficticiamente el todo. Soy parte y el todo a la vez.  

Esto no fue una imposición así como así, no, tuvo el consenso de los líderes políticos que surgieron de la revolución y que quedaron vivos. También la sociedad mexicana estaba preparada para aceptar que la parte representara el todo. Toda la destrucción, muerte, heridos, sufrimientos, desmanes, atropellos, ilegalidades, el espantoso azar y la anarquía que produjo la revolución mexicana deberían ser puestos en orden. Los mexicanos no se imaginaron nunca las consecuencias de la revolución y ya derrocados los enemigos del pueblo habría que poner un nuevo orden. Francamente en tal contexto no se veían los frutos de la lucha intestina.

Los jefes revolucionarios fundaron primeramente el PNR (Partido Nacional Revolucionario), después el PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana) y finalmente el PRI (Partido Revolucionario Institucional), nótese que estas tres posturas políticas tuvieron la idea de representar el todo pero que solo la ultimo cuajó. En realidad los dos anteriores fueron ensayos que sirvieron para dar acabado a una idea de totalidad nacional.

El Partido Revolucionario Institucional tiene en su propuesta política y en los hechos la contradicción misma. ¿Cómo puede ser un partido revolucionario y a la vez institucional?. Precisamente se es revolucionario contra el gobierno, contra las instituciones en su mal actuar, la palabra revolución tiene la idea del cambio y el gobierno tiene inmersas las ideas de continuidad, estabilidad, conservación del status imperante como gobierno. Ahora bien, este era el contexto general en que estaban inmersos los políticos mexicanos y tenían el reto de imponer un sistema que llegara a ser totalitario sin dejar sentir su dureza. Se planeó incluir a ese pueblo ávido de paz, de oportunidades de trabajo, de tierra, de una vida ordenada y con instituciones que respondieran a sus necesidades. Se crearon tres grandes sectores el obrero, el campesino y el popular. Estos tres grandes sectores aglutinaron a las masas populares y pobres en confederaciones, sindicatos, agrupaciones que se sumaron a los liderazgos, cacicazgos y poderes facticos que sobrevivieron a la revolución. Todos los primeros presidentes post-revolucionarios fueron militares y los posteriores surgieron del mismo partido oficial.  Se creó una cúpula política que gobernó ese singularísimo sistema, único en el mundo.

Se oficializó, se institucionalizó la revolución y así se pudo conducir a un pueblo a lo que Vargas Llosa calificó de “Dictadura perfecta”, que resultó no ser tan perfecta pero que funcionó durante más de setenta años. Esto tiene sus bases en dos opciones ideológicas, en el buen orden o en el desorden y todas sus consecuencias en ambas posturas. Si se elige el desorden se tendrá como consecuencia el azar, la anarquía, la ilegalidad, la ilegitimidad, el caos como consecuencia; si se elige el orden se estrecharan las libertades y habrá mano dura de manera dosificada o dura a secas, según amerite el caso, contra los pensantes, los disidentes, los críticos, los guerrilleros, los periodistas y en todo caso contra la nación con tal de mantener la gobernabilidad, es decir, el orden. La nación mexicana deseaba y necesitaba orden entre tanto caos y así fue como aceptó esa contradicción lógica, razonable y la “Dictadura perfecta” en la práctica política en que un partido representó el todo. Esa representación ficticia y dañina del todo se ha terminado. Se abren nuevas posibilidades de crear una nueva nación que tome consciencia de si misma y relegue a los grandes líderes. Allí donde hay grandes líderes totalitarios el pueblo es un instrumento de las más bajas pasiones. Quizá no sea posible la disolución de los partidos totalitarios pero si es posible su limitación.  

Hoy, ese partido está de regreso, añorando los viejos y buenos tiempos en que fuera del partido no existía cosa alguna que pudiera sobrevivir. Saint Simón, Hegel, Fichte, Nietzsche y muchos otros buenos filósofos nos hablan de la masa estúpida, del último hombre, del ser humano mediocre y cosas por el estilo que debe ser gobernado por medio de la fuerza, del engaño, de la doble moral, de la tiranía para el buen gobierno. Espero que los mexicanos demos muestras de que la democracia es posible y que más allá de los sistemas económicos, políticos y sociales existe vida digna, pensante y en constante cambio a pesar de. Eso sí, sin idealizaciones o utopías.


domingo, 10 de febrero de 2013

PEQUEÑAS GRIETAS EN EL HORIZONTE




Dentro de la nueva sociedad y sistema educativo se señalaba con toda certeza que el estudio serio y profundo de las nuevas ciencias y tradicionales era la base para que el ser humano ya fuera en lo colectivo o en lo particular surgiera airoso de las profundidades del mar de la vida siempre más peligrosas que la superficie. Cierto es, que las tormentas sobre el mar hacen a los marineros expertos o los hacen naufragar pero, las profundidades son terribles por ser desconocidas para la mayoría de los marineros. Pocos están habituados a experimentar con lo profundo, con lo desconocido. Allí están los peligros más ignotos y a los que tanto el gobierno como la sociedad habían decidido atacar por todos los flancos, de manera sistemática y sin descanso alguno. Se había abandonado el viejo sistema educativo con tintes socialistas y se había adoptado el sistema de competencia que exigía la nueva realidad, el deslumbrante neoliberalismo.

El nuevo sistema tenía la ventaja de crear profesionistas más puntuales, más técnicos, sin mucha teoría pero con mucha eficacia sobre los resultados deseados. Había estímulos a la excelencia académica en todos los ámbitos bastaba con insertarse a este novedoso sistema para que en tres años y medio se consiguieran profesionistas del más alto nivel educativo que atacaran los problemas reales que hasta entonces no se habían podido solucionar.

-         ¡Tres años y medio y se crean profesionistas del más alto nivel competitivo a nivel mundial!, porque deben saber conciudadanos que ese es nuestro gran reto crear profesionistas que puedan estar a la altura de los alemanes, japoneses, estadounidenses, suizos o noruegos. Decía en su discurso informativo el Secretario de Educación Pública con una retórica limpiamente calculada. Todo esto se debía al pacto con los maestros, con los padres de familia y las autoridades que tenían que ver con la educación. Ejércitos de alumnos se levantaban todas las mañanas dispuestos a armarse hasta los dientes para poder roer la realidad y transformarla en una nueva realidad casi inmaculada. El fervor nacional estaba en su punto más alto. Con un poco más de dedicación y quizá en tres años el sistema fuera capaz de producir nuevos y flamantes profesionistas y científicos que pusieran en el mapa del conocimiento al pueblo, ese pueblo hasta ahora ignorado.

Ese era el plan divino que el nuevo gobierno había creado e implementado en esta nueva realidad. La nación estaba encaminada a la unificación. Los rasgos distintivos de cada región cultural del pueblo serian sino borradas si enlazadas en esta para poder atenuar las diferencias entre el norte, el centro y el sureste. No había cosa más gratificante que ver a alumnos del sureste insertarse en las Universidades del centro y aun del norte y sobresalir en las ciencias, las artes y la técnica. El oprobio en que se había convertido la desigualdad social había sido tocado por el sistema educativo y dentro de poco seria un mito. Si, solo un mito. Era hora ya de derribar todos los viejos mitos y entrar al mundo luminoso de las ciencias, de las nuevas técnicas y de las artes. 

Cada año el número de egresados aumentaba. Las Universidades privadas se ceñían a los planes de “las máximas casas de estudio” e iban a la par en plena armonía. Había becas por doquier con el único fin de que ningún alumno se quedara sin tener la oportunidad de alcanzar el anhelado sueño de pertenecer a la elite intelectual del pueblo. Cada Hombre y cada mujer en edad universitaria entran a probar suerte y con la ayuda del sistema se lograba que un alto porcentaje de alumnos lograra terminar por lo menos una licenciatura. Por doquier bullía la esperanza. Las madres y padres a menudo lloraban conmovedoramente en las graduaciones. Las togas, los birretes al aire eran una franca muestra del éxito de la educación. Los jóvenes profesionistas estaban ya bien armados con artes, tecnología y ciencias del más alto prestigio para dominar el mundo.

Los resultados estaban a la vista. Claro está que había problemas que aún no se podían resolver pero que los genios del sistema político y económico no tardarían en solucionar. Era evidente que el sistema económico estaba dominado por los hombres y que, para las mujeres era más difícil lograr tener el éxito en el trabajo y otros rubros. Machismo denunciaban las feministas. Problemas aislados que no afectaban el resultado final. Aunque los más profundos críticos del sistema no dejaban de atacar con sus rabiosas observaciones, con sus escritos agrios y sus peroratas públicas no se podía tapar el sol con un dedo, la educación era motor de cambio.

Se decía que el sistema económico no lograba crear los puestos requeridos para tanto profesionista, técnico o científico creado por el sistema. Había en la vida diaria y aun, se lograban colar en las noticias pequeñas discordancias que debían atenuarse para que no cundiera el pánico entre la sociedad. Claro que no se lograban los puestos de trabajo al ciento por ciento pero ¿Qué sistema educativo lo había logrado?, ninguno. Solo había que esperar que la maquinaria educativa tomara su ruta trazada y su ritmo pleno y entonces, toda crítica seria silenciada.

El Secretario de Educación y sus más altos colaboradores estaban a punto de tener un encuentro nacional con las los responsables de las Universidades más prestigiosas para determinar cómo iban a borrarse esas feas fallas que amenazaban con dar al traste con la viabilidad de ser de toda la nación. Se sabía que había habido hombres con altos grados de educación que no ganaban el sueldo acorde a las maestrías o doctorados obtenidos. Fallas, pequeñas fallas que no iban a detener la marcha. También se sabía de mujeres que ante la dura realidad de no obtener un trabajo bien pagado habían preferido convertirse en “señoras”. Es decir, habían preferido el matrimonio o el concubinato como solución a la falta de empleo. El periodo llamado de las “señoras” se había convertido en una piedra en el zapato del sistema en su conjunto. Ante la desesperación o insuficiencia de empleos se había dado que las profesionistas se casaran y en lugar de seguir el desarrollo de sus vocaciones artísticas, técnicas o científicas habían pasado a ser señoras, amas de casa y las estadísticas apoyaban claramente los hechos.
                           
El Secretario de Educación recordó a la becaria que había hecho su servicio social en una de las áreas bajo su mando directo. La recordaba como una joven dispuesta a luchar por su futuro. Había logrado terminar sus estudios con un sorprendente 9.8 de promedio general en las ciencias jurídicas. Él mismo la había recomendado para ocupar un puesto en una de las áreas jurídicas. Deliberadamente lo había hecho dado al origen de la flamante abogada, pertenecía al sureste del país. Se debía mostrar que quien quería podía. Hasta el nombre singular parecía indicar que la decisión que había tomado era la correcta. Un nombre podía significarlo todo. Claro que tal hecho no había resultado como se había planeado. Con el tiempo comenzó a notar pequeñas fallas, ciertas grietas, flaquezas en la joven profesionista. Cosas menores pero que al final habían sido un escándalo. La abogada tenía bajo su responsabilidad llevar ciertos juicios que tenían su dificultad pero que nunca imagino que la quebrarían. Tuvo que hacer venir a un abogado de la vieja guardia para apagar aquel incendio que amenazaba con extenderse. Quizá le había faltado más práctica profesional ante los tribunales.

Bien, esa era una de las causas de aquella reunión de urgencia. Resultó que la joven jurista no pudo sobrellevar esos juicios que ahora le reportaban una pérdida significativa al erario federal. La noticia se había colado a los medios y ahora se hacía burla y escarnio sobre el sistema educativo. Un hecho aislado no iba a detener la marcha del pueblo. La abogada había sido despedida. Lo último que sabía de ella es que se había convertido en “señora” y que había solicitado la asistencia pública para poder sostenerse junto con su marido e hijo.

El salón se fue llenando de todos los colaboradores y rectores invitados. Se debía evitar que cosas como esas volvieran a suceder. Quería respuestas pero al parecer todos los presentes esperaban que él diera las mismas. ¿Cómo diablos fue a estallar ese feo hecho aislado en su propia cara?. Fracasados, eran unos fracasados los pocos que no lograban sacarle todo el jugo al sistema educativo. ¿Dónde estaría ahora esa brillante estudiante?, deseaba preguntarle cara a cara las causas concretas de su fracaso como profesionista. Eso no era posible. El señor presidente le había prohibido tajantemente toda comunicación con ella. Nunca falta algún fisgón, algún indiscreto o lo que es peor un paparazzi que lo fotografiara. De solo imaginar su fotografía en los diarios con aquella “señora” lo hizo estremecerse.Dios, como deseaba respuestas. Avizoraba pequeñas grietas aquí y allá, en todo el sistema educativo a su cargo. Santa madre de Dios como deseaba encontrar un hilo conductor a todo aquel problema. A pesar de todo conservaba el optimismo. “Al mal tiempo…”