Lo
que hoy pasó es un hecho muy significativo, tanto para el gobierno federal como
para el pueblo consciente que quiere democratizar el poder político. Por un
lado se tiene al gobierno federal priista con las viejas tácticas de desprecio
al pueblo resguardándose tras la masa de músculos bien pertrechados de los
granaderos y por el otro, al pueblo que sabe sin lugar a dudas que o se da el
paso decisivo hacia la democracia o se da un regreso a las viejas formas políticas
de privatizar y concesionar los bienes y los servicios públicos.
Este
sistema político-económico tiene a su favor a la prensa tradicionalista e
institucionalizada que en todo momento y de manera desesperada da la noticia
desaseada e inexacta del nuevo gobierno, que no cambio de poderes, ponderando
que los manifestantes son los exclusivamente culpables de lo sucedido.
Pablo
Hiriat clamaba que Ebrar tenia que cercar a los manifestantes y aplicarles la
ley sin ningún miramiento. Ciro Gómez Leyva con un grupo de improvisados decían
con claro nerviosismo que en su vida habían visto la llegada de un nuevo
gobierno con tanta pulcritud. Solo los manifestantes eran la nota discordante
pero menor que no encajaba en tan glorioso día.
En
México se tiene la fea tradición de no endilgarles a los funcionarios públicos ninguna
responsabilidad por muy desastrosa que haya sido sus gestiones. Eso nunca puede
considerarse como una democracia. En una democracia los políticos y gobernantes
deben ser los primeros en ajustarse a las leyes. Claro, en México los políticos
y gobernantes se ciñen a las leyes, mismas que no están en busca del bien común
del pueblo sino del bien particular o personal de los políticos y gobernantes.
En
la revolución mexicana se enfrentaron dos ideales “Tierra y Libertad” y “Sufragio
Efectivo, No Re-elección”. La primera propuesta estaba encaminada a responder a
las aspiraciones del pueblo, la segunda, estaba destinada a la consolidación de
la burguesía. Gana esta ultima y para ello se elabora una Constitución General
con algunos tintes sociales pero, que en la realidad se ajusta a los fines de
la clase rica, la burguesía. A partir de allí no habrá otra opción que la
legalidad burguesa de impunidad para los políticos, gobernantes y para ella
misma. Esto es en buena medida lo que se quiere cambiar, una Constitución
General injusta por un sistema que sea democrático. Un sistema político y un
Estado de Derecho donde se permite el saqueo indiscriminado por los gobernantes
en turno de los bienes nacionales con total impunidad, nunca pueden ser buenos.
Ahora
bien, un gobierno que en su toma de protesta no tiene la mínima atención para
con los que protestan sino que tiende un cerco de acero y granaderos armados con
granadas, rifles y de toletes para reprimir muestra claramente que no le
importa a ese pueblo a quien dice va a gobernar con total democracia ya que
solo lo ve como un rebaño obligado a dejarse ordeñar sin chistar. En efecto, la
clase política en mancuerda con los grandes empresarios han hecho un pacto para
mantener sometido al pueblo mexicano.
Sin
embargo, me parece que existen cuatro condiciones factuales que no podrán ser
superados por el actual gobierno. Estos hechos no necesariamente deben ir en el
orden expositivo.
El
primer hecho consiste en que la globalización abrió el tráfico de ideas, dejando
obsoleta la Doctrina Estrada que tenia como base el de no pronunciarse con relación
a la política interior de ningún Estado extranjero pero, que también tenia como
fin el de cerrarse a toda critica sobre la falta de democracia en México. No
solo la doctrina Estrada quedo fuera de operación sino toda la ideología tradicional
de la política mexicana que no atina ponerse en los nuevos términos de la híper-post-modernidad.
Los políticos mexicanos, junto con la burguesía mexicana no han logrado ser
otra cosa que administradores de la burguesía extranjera. Solo unas cuantas
empresas han podido desenvolverse competitivas a nivel mundial, las demás son
serviles, maquiladoras a costa de poner el trabajo bajo la presión y
precariedad mas terrible a efecto de ser competitivas.
El
segundo hecho consiste en que la mayoría de los jóvenes que se pronuncian en contra
del viejo sistema nacieron fuera de ese sistema totalitarista de la vida
nacional mexicana. Es evidente que los jóvenes tienen una nueva visión de lo
que debe ser la democracia y de su funcionamiento. Si bien es, cierto que este
movimiento estudiantil es inmaduro y tiene sus limitaciones tal como no contar
con el apoyo popular que no entiende los fines democráticos. Tampoco tiene a su
favor a los viejos conservadores que sienten que todos cambio que no entienden
y que por naturaleza propia no pueden adoptar es malo. Entre los conservadores enumérese
a los sacerdotes que nunca han visto con buenos ojos los cambios de sistemas
ajenos al rígido y caduco sistema teológico.
El
tercer hecho consiste en la incipiente democracia que existe en México. Si
bien, no garantiza el ejercicio pleno de los derechos si permite una nueva
lucha organizada que esta siendo vigilada por las naciones y por los medios de comunicación
extranjeros. No se puede hacer ya gobiernos tiránicos sin la censura exterior.
El paradigma de la democracia concebida por la comunidad de Estados
occidentales no ven ni permiten ya los estados totalitarios y tiránicos de
antaño, tales como el Estado priista de los setenta años de gobierno de partido
único.
El
cuarto hecho consiste en la existencia de medios de comunicación no
convencionales que permiten interactuar a los usuarios para llevar a cabo las
manifestaciones y poder dar a conocer fotografías, videos, noticias y puntos de
vista diferentes a la comunicación oficial y de todos los medios afines al
gobierno. Este hecho anula toda información tendiente a desinformar a las
naciones y Estados extranjeros. Se ha visto que la presión internacional sobre
un Estado o gobierno tiránico no es de desdeñarse cuando las noticias de
abusos, brutalidad y crímenes son conocidos en el exterior. Tales
son los casos árabes y de Gaza que en buena medida resultaron ser tal y como
los conocemos por la comunicación a través de las redes sociales.
Este
es un mal inicio del gobierno de Peña Nieto, claro que no será él, quien
realmente gobierne, dado que no tiene la capacidad mental, cultural, de educación
académica, política, de concepción de lo que es gobernar sino que solo tiene la
vanidad de tener un cargo publico y la pueril fijación de la imagen pulcra por
pura megalomanía imaginaria. Los que realmente gobernaran es el grupo que ha
puesto a la vista más todos los que han conformado el viejo sistema de tiranos,
tanto de facto como por esta legalidad torcida.
Por
el otro lado esta este movimiento incipiente que tiene una visión totalmente diferente
y que sabe que este sistema injusto no dejara surgir al seres humanos como tales
sino que los hará y tratara como viles mercancías en lo laboral, consumidores
compulsivos en lo comercial, en el mejor de los casos, profesionistas
funcionales en el rubro de la educación, mano de obra de exportación en el
rubro de creación de empleos, en siervos obedientes en lugar de ciudadanos en
lo civil, fracasados en todos los rubros. No saben otras formas de vivir de la política.
Así
las cosas, están enfrentadas dos formas de ver la vida y estoy seguro de que ganará
la juventud estudiantil cuando logren una organización mas profunda, mas
intensa con el pueblo llano. No están en pugna un gobierno democrático contra vándalos
como lo quieren hacer ver los gobiernos del Distrito Federal y el de Peña
Nieto. Esto tiene una profundidad más radical y más autentica que se trata de
trivializar y de criminalizar de manera vil e inaceptable.
Se tiene el viejo sello priista de aplicar un
acto de poder, es decir reprimir a los opositores como señal inequívoca de
control social, en cada cambio de gobierno y fue aplicado sin misericordia.
Recordemos a Salinas y a Zedillo. En particular a Salinas. ¿No hay un tufo
salinista en este acto? .A pesar de la
desigualdad de armas, de medios de todo tipo, de fuerzas y de numero el pueblo tendrá
que ir despertando de ese largo sueño llamado priismo. Luchas de este tipo no
se deciden en los primeros encuentros y acciones. Se necesita su maduración y
el ejercicio de la soberanía popular. Un hecho ha marcado este cambio de
gobierno. El zócalo de la ciudad de México lucio vacío. Es decir, fue un cambio
de gobierno sin pueblo y sin pueblo no puede haber democracia ni gobierno que se pueda sostener si
no es, a través de las armas, la sangre y de vidas humanas.
¡En una democracia simulada, la paz,
la legalidad, la legitimidad y la armonía deben ser exaltadas por los medios
oficiales y afines!.