viernes, 4 de julio de 2025

EL COLAPSO DEL NEOLIBERALISMO EN MÉXICO Y SUS EFECTOS

 

EL COLAPSO DEL NEOLIBERALISMO EN MÉXICO Y SUS EFECTOS 

 

El Neoliberalismo en México fue impuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI), por Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos (1981-1989) y Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido (1979-1990) entre otros organismos internacionales. Fue en el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado (PRI 1982-1988) cuando se inició su implementación, pasaron después Carlos Salinas de Gortari (PRI 1988-1994), Ernesto Zedillo (PRI 1994-2000), Vicente Fox (PAN 2000-2006), Felipe Calderón (PAN 2006-2012) y Enrique Peña Nieto (PRI 2012-2018). Pasaron 34 años (1984-2018) para que, el Neoliberalismo colapsara.


El Estado mexicano estuvo al servicio de los intereses de la derecha nacional e internacional. El fin era claro. Privatizar todos los bienes y servicios públicos con miras en las ganancias económicas sin importar el costo en medio de una corrupción en los tres niveles de gobierno y comandados por el presidente de la república. El lema de Miguel de la Madrid fue “La Renovación Moral”, pero nunca se puso en vigencia esa moral renovada, pensada para sanear la corrupción y fundar una política ética y moral.


Cada gobierno posterior tenía la misión de llevar a cabo la siguiente etapa de privatizaciones y de reformar los derechos de los obreros, campesinos y el resto de los trabajadores para quitarle al Estado mexicano todas las obligaciones para con los gobernados. La idea Neoliberal era adelgazar al Estado. El Estado solo debería estar como un policía, dejando al libre mercado en un océano lleno de toda clase de peces y ya saben los peces grandes se comen a los pequeños. Las grandes empresas nacionales e internacionales hicieron su fiesta en todo este tiempo, dejando un desastre por doquier. Pero, las ganancias eran fabulosas. No importaban los muertos ni la generación de mas pobres. El negocio funcionaba para unos pocos en detrimento de la gran mayoría.


La moral y la ética no eran mas que, palabras huecas, vacías mientras la corrupción y la impunidad carcomían todo el sistema de creencias del régimen priista después adoptado por los panistas en unión con los priistas para finalmente sumarse el PRD, sin sospechar que sobre sus pies las arenas movedizas aceleraban su movimiento hasta engullir al PRD y dejar en el desastre al PRI y al PAN. Por si esto fuera poco, el pueblo iba aprendiendo con cada privatización, con cada fraude electoral, con cada impunidad y con cada mentira sin que las cúpulas partidistas de estos tres partidos lo advirtiera. Pronto se verían los efectos de todas las privatizaciones.


Llegaron las elecciones de 2018 y lo impensable se hizo realidad. El PRI, el PAN y el PRD, perdieron las elecciones sin quedar duda alguna de su derrota. Andrés Manuel López Obrador, el mayor enemigo del oficialismo sería el próximo presidente con un poder otorgado por el pueblo nunca visto. El respaldo era sólido. En este punto se debe decir que, antes de ser una derrota política y electoral fue una derrota moral. Esa moral que, no pudieron implementar el PRI, el PAN y el PRD, la adoptaron los gobernados y pusieron un alto total al Neoliberalismo y al oficialismo. La corrupción y la impunidad habían despertado en la sociedad una conciencia del desastre. El pueblo por fin hizo uso de su soberanía y dinamitó tanto el Neoliberalismo y todo el régimen político del PRI, PAN y PRD. Fue el pueblo quien sorprendió a propios, extraños y al propio Obrador. No se esperaba ganar con tanto margen pues no dejó duda sobre su triunfo, un triunfo en realidad del pueblo y no solo de un líder ni de un partido. Todo el sistema Neoliberal colapsó arrastrando al sistema político oficial. El PRD desapareció a nivel federal y gradualmente sus restos van esfumándose irremediablemente. El PRI quedó herido de muerte y su extinción no tiene remedio. El PAN no tuvo mejor destino, pero puede salvarse si enmienda el rumbo, pero son tan rígidos, dogmáticos y prejuiciosos que, el pronostico es reservado.  


El colapso del Neoliberalismo también trajo un desastre en lo social, las clases altas sufrieron la invasión de personas del pueblo en los más altos puestos de gobierno. Desde el presidente de la república hasta los presidentes mas modestos de los municipios más pobres, pasando por congresistas, secretarios de Estado, ministros, magistrados y jueces. Es insoportable ver a los pobres gobernar. Sus prejuicios, sus dogmas y su ignorancia no les permiten aceptar la realidad ni la democracia popular.


A los llamados intelectuales orgánicos del viejo régimen no tuvieron mejor suerte. Cayeron en el mayor descredito. Han dejado de ser los lideres de opinión. Han quedado como antiguallas inútiles No importa lo que, digan ninguno con tres dedos de frente les hace el mínimo caso. La destrucción de los órganos, organismos y dependencias afines al viejo sistema político sigue. No se puede gobernar con la vieja estructura orgánica e institucional construida para servir a lo que, Mario Vargas Llosa llamó “La dictadura perfecta”.

 

Los medios de comunicación con sus icónicos analistas y periodistas otrora todopoderosos han quedado predicando en los desiertos. Tampoco importa toda la maquinaria hecha para manipular y convencer al pueblo de que, la dictadura perfecta es lo mejor en la vida. Hasta la fecha no han encontrado el remedio a toso sus males y esos males se curarían si los viejos partidos regresaran a gobernar tal y como lo desean con gran fervor. Sin embargo, eso no va a pasar. Todo el viejo sistema político esta ya sin su sistema de creencias y sin ese sistema adiós poder.    


Los del PRIANRD pensaban en que, el triunfo de MORENA había sido una anormalidad política. Las siguientes elecciones esperaban ganar, pero la derrota fue mayor. Claudia Sheinbaum superó todas las expectativas y el triunfo de MORENA fue otra desagradable sorpresa para la oposición. Quedaron maltrechos y por más esfuerzos que, hacen sus logros son magros y cada vez, el PRI se va encaminando a su extinción. No hay vuelta. Entramos ya a la democracia real. Si el pueblo no pierde el rumbo bien se puede pensar en un nuevo rumbo del Estado mexicano. Es urgente extinguir al PRI pues solo engulle dinero público sin servir para algo bueno.   



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