LA SANTA MADRE IGLESIA S. A. DE C. V.

 

LA SANTA MADRE IGLESIA S. A. DE C. V.

 

La religión cristiana paso de pretender imponerle a la vida la austeridad material y propiciar la espiritualidad como el eje de la vida, es decir, el desprecio a esta vida y fincar su raíz en la metafísica, en el más allá a despreciar al cielo eterno, a la vida eterna para vivir una vida de riqueza extravagante y francamente ofensiva para los millones y millones de fieles católicos que viven en la pobreza extrema. La riqueza extrema vuelve a ser el talón de Aquiles del catolicismo como en la época de Martin Lutero. Allí están los “Legionarios de Cristo” con sus veinticinco mil millones de dólares a treinta mil millones de dólares. El propio Papa vive rodeado de lujos incensarios y no se diga de los llamados “Príncipes de la Iglesia” hasta el mas modesto de los sacerdotes. Este solo rubro anula ya la pretensión de seguir siendo verdaderos pastores de la humanidad católica.

 

El pilar católico de la familia diseñado desde el “Génesis” ha muerto, aunque haya vestigios todavía y los fieles religiosos luchen a favor de este modelo de familia. El llamado que ha hecho el Papa este seis de enero de dos mil veintiuno, en favor de tener las parejas hijos en lugar de mascotas cae en oídos sordos. La religión ya no rige a sus seguidores como en la Edad Media. La razón aflora ante la realidad. Millones de niños echados al infierno de la indiferencia, a la explotación laboral y sexual; millones de niños en el abandono, sin alimentación suficiente y sin educación son factores suficientes para no desear mas hijos. A lo anterior añádase la precariedad de la vida económica y demás rubros impuesta por el nuevo Dios de religiosos y no religiosos: el Dinero. Pocos ricos viviendo en la más vil opulencia y millones de pobres creyendo en un arte bastardo del Minimalismo. Trabajo excesivo, sueldos precarios, vidas limitadas a viviendas amuebladas modestamente con cajas de madera que solían ser para jitomates u otras frutas. Se han impuesto a las masas las apariencias.

 

El verdadero poder lo tienen los empresarios dueños de las grandes trasnacionales, quienes imponen el ritmo de vida desde los gobiernos con la ayuda de “Los Nuevos Cruzados”, los partidos de derecha y la Iglesia Católica. No hay porque engañarse y creer en una vida llena de virtudes morales cuando vemos y padecemos la delincuencia en todas sus modalidades. Se quiere luchar contra esto, pero artistas, empresarios y sacerdotes están incrustados con los delincuentes. El libro de Anabel Hernández “Las mujeres de los narcos son mucho mas que muñequitas de la mafia”, nos trae a colación publica lo ya sabido de antemano. Libro negado por unos y aceptado por otros. En este contexto poco se puede hacer contra el sistema económico que determina la política y lo social.

 

La religión católica se ha convertido en un fenómeno social sin contenido religioso. Se va a los ritos por mera tradición, por no encontrar otra salida y por inercia. El catolicismo no cumplió sus propias expectativas de salvar al mundo no ya del pecado original sino de la decadencia humana en este mundo. Como empresa trasnacional El Vaticano esta mucho mas preocupado y ocupado en amasar riquezas, hacer política mas no atender a sus fieles mas desprotegidos. Digámoslo sin tapujos, los sacerdotes se han aliado a los grandes empresarios, a los políticos y narcos para seguir viviendo como en la míticas Sodoma y Gomorra.

 

El grave problema de delitos cometidos por los sacerdotes de todas las jerarquías ha puesto en jaque mate a todo el catolicismo. No hay lugar en donde los religiosos hayan puesto sus pies para que, inmediatamente sus manos y no solo eso mancillen a la niñez con violaciones brutales durante años. Son verdaderos monstruos viviendo del pueblo y en las llamadas casas de Dios. Estos delitos han sido solapados por Papas como Juan Pablo II o Benedicto XVI. ¿Quién en su sano juicio puede creer en un liderazgo que permite la violación sistemática y a largo plazo de niños?. La Santa Madre Iglesia es una Sociedad Anónima de Capital Variable sin control alguno y la cual ha pedido la batalla final de salvar a la humanidad pues es incapaz de salvarse ella misma.